En esta escena, una mujer impresionantemente hermosa, la Diosa Gia, toma el control de un esclavo masculino sumiso y lo ordeña hasta dejarlo seco. El esclavo está vestido con medias y está completamente sumiso con su Ama. La escena está llena de intensa humillación y dominación, mientras la Ama se complace en drenar a su esclavo de sus preciosos fluidos corporales.